El 2015 fue un año mágico que se fue volando, empecé con la preparación e incertidumbre de mi segundo y primer maratón internacional, sí, Boston, del cual les he hablado muchísimo pero no puedo evitarlo me enamoró y de que forma.
Gracias a él conocí a 2 grandes personas, Sindo y Marisol.A Sindo lo conocí ese día, él me rescató del frío previo a la carrera, no lo dudó y sin conocerme me habló y ayudó, y desde entonces hemos estado en contacto. Gracias guerrero por todas tus atenciones y consejos, espero algún día volar como tú. Y en cuanto a Marisol tuve la fortuna de conocerla en un entrenamiento en el Nevado de Toluca previo al maratón, bastó con saber que correríamos por primera vez Boston, además de la buena vibra para que siguiéramos estando en contacto. Gracias a ella conocí el amor a las montañas al recorrer con ella parte del Iztaccíhuatl (mujer durmiente).
El segundo semestre del año fue la parte más difícil para mi, pues por primera vez se presentaron las lesiones, por lo que tuve que sacrificar carreras y entrenamientos para poder recuperarme, pues tenía planeado correr Chicago y lo logré gracias al apoyo de mi familia, mis tíos y mi novio que siempre estuvieron alentándome.
Por todo esto y más gracias 2015, grandes lecciones y sorpresas me diste, algunas de las más importantes escribir, tener paciencia (mucha), escuchar a mi cuerpo y valorar a las personas que se nos presentan en nuestras vidas. Veamos qué nos depara el 2016.
Un abrazo campeona, esas amistades sin duda hacen todo esto aún más memorable, que 2016 sea un gran año no sólo deportivo.
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